Para 1996 Carlos Castaño era uno de los hombres más poderosos de Colombia. Había pasado de ser un pistolero del Cartel de Medellín a jefe de un ejército paramilitar que vestía de camuflado y tenía un santuario en Córdoba donde recibía a políticos, líderes gremiales, periodistas, etc, y les daba órdenes a gobernantes locales y otras autoridades. En 1997, junto a su hermano Vicente, crearon las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Testimonio de una víctima de la masacre de Pichilín, cometida por los paramiltares en 1996 (ver galería).