Con las ACCU dominando el territorio se produjo la llamada retoma de Urabá, cuyo objeto, según Hébert Veloza alias HH, era reactivar la industria bananera.
La relación entre paramilitares y narcotráfico era de público conocimiento, en particular en Urabá. Por ello, cuando la empresa Chiquita Brands pactó con los paramilitares, asumió las implicaciones: estos escondían droga en los contenedores que llevaban banano. Chiquita Brands lo ha negado, sin embargo, versiones internas e incluso información de organismos de justicia e internacionales indican que sí hubo envíos de cocaína en buques de exportación de Chiquita Brands.
Según comandantes paramilitares, el narcotráfico no fue una fuente de recursos para el Bloque Bananero, sino que hubo un acuerdo: las bananeras aportaban a la financiación de los paramilitares, mientras estos combatían a las guerrillas y disciplinaban la vida laboral. (National Security Archive, «Chiquita Papers»)
De acuerdo con investigaciones de la justicia colombiana, especialmente de tribunales de Justicia y Paz, el papel de las Convivir fue central en la consolidación de las relaciones entre empresarios bananeros y grupos paramilitares, tanto en Urabá como en el sur de Córdoba. Este entramado no se limitó a la acción contrainsurgente, sino que, entre otras cosas, implicó violencia contra trabajadores de esa industria.
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Aunque la retoma de Urabá se amparó en el discurso contrainsurgente, el otro objetivo de Castaño era construir una estructura que unificara y sometiera a los distintos grupos paramilitares que hacían presencia en la zona, con la idea de tener el control absoluto del corredor que conecta al Parque Natural Nudo de Paramillo y Córdoba con el mar Caribe en el Golfo de Urabá, esto para garantizar el tráfico de cocaína y el comercio ilegal de armas, así como para ampliar el latifundio con tierras para proyectos agroindustriales y de ganadería extensiva por medio del despojo y el desplazamiento.
Se identifican las alianzas de algunos sectores empresariales para financiar las Convivir y su relación con grupos privados de seguridad y autodefensa local. Se mencionan los pagos que la bananera Banaldex, ubicada en el Urabá antioqueño, le hizo a la Convivir La Tagua del Darién, liderada por Jaime Alonso Castrillón. Quien era desmovilizado del Bloque Bananero de las AUC. Además de eso, se señala que hubo pagos y apoyos por parte de esta multinacional a las Autodefensas en el Magdalena, puesto que la empresa contaba con otra sucursal en Santa Marta.” 1997